Desde que un familiar recibe la noticia, que
un ser querido padece una enfermedad neurodegenerativa, empieza una explosión
emocional muy ambivalente y llena de contradicciones.
Uno/a en cuestión de
minutos puede sentir, tristeza, rabia, culpa, frustración, miedo etc… En primer
lugar hay que aprender a identificar lo que sentimos y legitimarlo. De esta manera
nuestro sentimiento de culpa no invadirá nuestra mente y fomentaremos nuestro
autocuidado. Igual de importante es tener una red, ya sea el entorno más
próximo o una institución o profesional especializado. De esta manera podremos
expresar y compartir lo que sentimos en cada momento de la enfermedad. Expresar, sana y nos conecta con el otro.
En esta sesión, a través
de unas dinámicas de grupo, pudimos experimentar todo el proceso del sentir. Para
finalizar hablamos de los riesgos que tiene el cuidador/a al no expresar ni
compartir lo que siente y cuáles son las claves psicológicas para poder
sobrellevar los sentimientos que nacen y nacerán en cada situación y etapa de
la enfermedad.
Nos gustaría concluir que
una vez más ha sido una experiencia muy gratificante y os esperamos en el
siguiente encuentro.
¡Gracias familias!