Siempre que pienso en aquel primer encuentro, se me dibuja una sonrisa
en el rostro. Nadie de los presentes, era consciente de todo lo que se
despertaría en el recital de villancicos que habíamos preparado con los
chicos y chicas de la escuela Sant Ramon Nonat. Sólo abrir la puerta
del centro, la juventud inundó el espacio de energía, risas, curiosidad y
muchas dosis de afecto. Los abuelos y abuelas expectantes hacían cara de
sorprendidos. Todo era nuevo y excitante. Parecía que se
conocían de hacía más tiempo, todo fluía, todo era tan natural, como la
relación que mantienen los nietos con sus abuelos y viceversa.
La
buena acogida, de los unos y los otros, nos hizo pensar que aquel
momento no podía ser un hecho singular y puntual. Habían sumado tanto
los unos a los otros, que decidimos darle continuidad. Y así es como
iniciamos, nuestro proyecto intergeneracional con la escuela.
Cada
mes, nos encontramos en unas u otras instalaciones y construimos
vínculos, recuerdos y actividades. Cada día aprendemos que todos
aportamos al otro, donde no llego yo, llegas tú independientemente de
la edad y de las problemáticas que nos rodeen. Todo lo que en aquellos
momentos queda anclado por la emoción acaba siendo un buen recuerdo.
Hemos
aprendido y seguimos aprendiendo mucho de estos encuentros, porque al
fin y al cabo, todos necesitamos sentirnos útiles y sentirnos
reconocidos, tengamos la edad que tengamos y tengamos el diagnóstico
que tengamos.
Gracias a todos los que habéis hecho y hacéis posible estos momentos, gracias por hacerlo todo tan fácil.
Ariadna Navalón
Psicóloga y terapeuta familiar - Centro de día Neuro Amunt