La piel es el órgano más grande
de nuestro cuerpo y está en constante renovación. Permanece en continua
relación con los demás órganos, por lo que puede revelar las disfunciones o
enfermedades que padezcan otros órganos de nuestro cuerpo. Por ello es
importante prestar atención a las anomalías que aparezcan y cuidarla desde
fuera, pero sobre todo desde dentro.
Para cuidarla internamente es
fundamental seguir una alimentación saludable y tomar los alimentos procurando
no modificar su estructura molecular, es decir evitando exponerlos a altas
temperaturas. Hay muchos nutrientes que nos ayudan a tener una piel sana, pero
os vamos a hablar de sólo algunos:
- Vitamina A: protege y mantiene la humedad de la
piel, además de ayudar en la cicatrización. Podéis encontrar la vitamina A sobre
todo en aquellas verduras y frutas que sean de color naranja o rojo.
- Vitamina E: es una de las encargadas de evitar
la oxidación. La podemos encontrar en los aceites vegetales, nueces y semillas,
verduras de hojas…
- Agua: ayuda a mantener la piel tersa y promueve
la depuración. Se recomienda ingerir según
establece la Academia de Ciencias Nacionales,
Ingeniería y Medicina 2,7 litros de líquido en mujeres adultas sanas y
un promedio de 3.7l los hombres. Pero esa cantidad puede variar en función de
muchos factores.
- Colágeno: ayuda a mantener la estructura de la
piel. Pero no nos sirve tomar suplementos de colágeno para su síntesis, debemos
tomas vitamina C para favorecerla según explica Marta Marcè.
- Ácido hialurónico: ayuda a mantener la
hidratación de la piel.
También es importante recordar y,
sobretodo en la población de la tercera edad, la vitamina D que contribuye al
buen estado del sistema osteoarticular. El 90% de su absorción depende de nuestra
exposición al sol y el 10% se extrae del alimento. Por lo que deberíamos tomar
el sol un rato al día, evitando las horas de mayor índice de radiación solar.