Soy Isabel y me dedico a cuidar y
acompañar a personas que requieren ayuda para cumplir con sus necesidades
básicas del día a día; soy gerocultora. Me han dado la oportunidad de publicar
unas palabras en el blog y me gustaría hablaros de mi profesión que comparto
con muchos otros.
El gerocultor o auxiliar de
geriatría, es aquel que siempre está al lado de nuestros mayores y ayuda a
desempeñar aquellas funciones donde, por fragilidad psíquica o física, la
autonomía se ve mermada lo que dificulta la satisfacción de las necesidades
básicas y deseos de una persona.
Nuestra profesión es especial, nos
permite conocer los gustos, aficiones, historia de vida en definitiva, la
idiosincrasia de cada individuo y por tanto entender su desarrollo actual a
nivel conductual y relacional. Éste hecho permite adaptarnos a cada persona de
la mejor manera posible para que su estancia en el centro sea cómoda y
favorable.
Disfruto con mi trabajo y me resulta
muy gratificante ver que ellos se sienten comprendidos y recurren a nosotros
cuando necesitan ayuda. Somos alguien en quien se apoyan cuando discuten con su
familia y escuchamos sus temores ofreciendo nuestra mano para favorecer su
tranquilidad. Quizás no esté valorada como la mejor profesión del mundo, pero
para mí lo es y es plenamente vocacional. Aprovechando la ocasión, os animo a
que penséis cómo os gustaría ser cuidados, ya que pienso que es el primer paso
para aprender a cuidar.